jueves, 17 de diciembre de 2009

Lección 3: La Fe Contra La Esperanza

Cuando Pablo, escribiendo a los corintios, dijo, “Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.” (1 Corintos 13:13), él no estaba implicando que la esperanza y la fe no son importantes. Cada una tiene su lugar, y una no puede ser substituida por la otra. No podemos substituir el amor por la esperanza. Tampoco podemos substituir la esperanza por la fe. Sin embargo, muchas personas tratan de recibir de Dios basados en la esperanza en vez de en la fe.

La Fe Es Ahora

La esperanza mira hacia el futuro. Es siempre en tiempo futuro, La fe es ahora. La fe dice, “recibiré la respuesta ahora mismo. La tengo ahora.” No es por el esperar que el trabajo sea hecho, sino por el creer. Alguien dijo, “bueno, yo creo que recibiré mi sanidad – algún día.” Eso no es fe, eso es esperanza, porque está viendo a un tiempo futuro indefinido. La fe dice, “recibo mi sanidad - ¡ahora!” En una traducción moderna del Nuevo Testamento, el versículo familiar en Hebreos 11:1 dice, “La fe es dar substancia… a las cosas esperadas.”

Si necesitas sanidad, no la quieres en el futuro – la quieres ahora mismo, especialmente si padeces dolor. Si estás buscando el Bautismo del Espíritu Santo, quieres recibir ahora – no en un tiempo futuro indefinido. Si necesitas salvación, no la puedes dejar para el futuro, porque entonces puede ser demasiado tarde. He hablado con gente que me decía que esperaban ser salvos. Sin embargo, algunos de ellos están muertos. Dejaron el mundo sin ser salvos, porque la salvación que está basada en esperanza nunca llega a fruición.

EFESIOS 2:8,9

8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
9 no por obras, para que nadie se gloríe.

ROMANOS 10:9,10,13

9 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.
13 porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.

Los versículos anteriormente citados apuntan al hombre hacia el plan de salvación. Vemos que es por la fe – no por la esperanza – que somos salvos. Jesús prometió que no echaría fuera a nadie que viniera a El, sino que salvaría a todo aquel que “invocare el nombre del Señor.” Por lo tanto, no necesitamos esperar que él nos salvara. El dijo que lo haría.

¿Cómo Obtenemos Fe?

La fe, sabemos, nace de la Palabra de Dios. “Así que la fe es por el oir, y el oir, por la Palabra de Dios.” (Romanos 10:17). Otra traducción de este versículo lee, “la fe es el hecho de garantía de que lo que tanto has esto esperando es finalmente tuyo.”

La fe es “la convicción de lo que no se ve,” como leemos en Hebreos 11:1. Para ilustrar, tu puedes esperar conseguir dinero para cumplir con cierta obligación, pero la fe te da la seguridad de que tendrás el dinero cuando lo necesites. Puedes esperar obtener fortaleza física para hacer un trabajo que debes hacer, pero la fe dice, “El Señor es la fortaleza de mi vida” (Salmos 27:1). En otras palabras, la fe dice lo mismo que la Palabra de Dios dice.

La incredulidad en realidad es el tomar lugar contra la Palabra de Dios. Hay aquellos que hablan incredulidad y toman lugar contra la Palabra de Dios y luego se preguntan por qué la Palabra de Dios no resulta para ellos. Si queremos que la Palabra de Dios trabaje para nosotros, tenemos que estar del mismo lado de ella.

Muchas veces cuando les pregunto a la gente que tiene para oración a ms reuniones, si ellos creen que serán sanados, contestan: “Bueno, espero que sí.” Simplemente les digo que no se sanarán porque nosotros recibimos de Dios por fe, y no a través de la esperanza. Todavía otros contestan a mi pregunta diciendo: “Bueno, yo quiero.” Pero yo les digo, “podrías querer un Cadillac nuevo, pero eso no significa que lo obtendrás. Veras, el querer solamente, no producirá resultado.”

No es por esperar o por querer, es la fe la que hace el trabajo. Tu no recibirás de Dios porque tengas esperanza. En ninguna parte de la Biblia dice que cuando oremos, recibiremos aquello que tenemos esperanza de recibir. La Palabra de Dios dice, sin embargo, “Todo lo que pidieres en oración, CREED que lo recibiréis, y os vendrá.” (Marcos 11:24). Jesús también dijo, “Y todo lo que pidiereis en oracción, CREYENDO, lo recibiréis.” (Mateo 21:22). No esperando, sino creyendo.

Fíjese en la definición de fe en Hebreos 11:1 (“Ahora es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.”) El verbo usado está en tiempo presente. Recuerda, si no es ahora, no es fe. La fe es tiempo presente; la esperanza es tiempo futuro, entonces no está creyendo. Está esperando. Para que obre resultado, debe estar en el tiempo correcto – el tiempo presente. Algunas personas están siempre creyendo que Dios hará algo por ellas, pero la fe cree que El ya lo ha hecho, y que lo está haciendo.

Hace algunos años mientras estaba predicando en el estado de Oklahoma, una mujer que no había dado un paso en cuatro años, fue traída al servicio una noche para oración. Ella era una mujer mayor de unos setenta y pico años, y los doctores le habían dicho que no volvería a andar. Al terminar el culto, cuando nos preparamos para orar por los enfermos, sus amigos la trajeron al frente y la sentaron en el altar. Me arrodillé en frente de ella, puse mis manos sobre ella y oré. Entonces dije, “Ahora levántate y anda en el nombre del Señor Jesucristo.”
Ella hizo lo que pudo para levantarse, pero todo el tiempo estuvo llorando y orando, “Oh, querido Jesús, por favor, sáname, por favor, déjame caminar, ¡oh, por favor… por favor!” Ella continuó de esa manera por algún tiempo hasta que por fin pude hacer que callara lo suficiente para hablarle. Le pregunté, “Hermana, ¿sabía usted que está sana?”
Sorprendida, me miró y dijo, “Oh, ¿lo estoy?”

“Sí,” le dije, “usted está sana, y se lo probaré a usted en la Biblia.” Entonces abrí mi Biblia en 1 Pedro 2:24, se la dí y le pedí que leyera el versículo en voz alta. Ella leyó, “Quien llevó el mismo nuestros pecados en su cuerpos sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.”
Entonces le pregunté, “Es ‘fuisteis’ tiempo pasado, tiempo futuro, o tiempo presente?”
“Es tiempo pasado,” contestó.

“Si usted fue sanada por la herida de Jesús, entonces usted está sana ahora, ¿no es verdad?” le dije. Una sonrisa se extendió en su cara y sus ojos se iluminaron con nuevo entendimiento. Entonces le dije, “Levante las manos y mírelo a El. Comience a alabarlo porque usted está sana, tiempo presente. Porque usted está sana – no es que va a estarlo, usted lo está ahora.”
Con fe como la de un niño, miró hacia arriba y dijo, “Querido Señor Jesús, estoy tan contenta de estar sana.” No había dado un paso, y por lo tanto no tenía evidencia física de sanidad. Aun así dijo, “estoy tan feliz de estar sana.”

Me di la vuelta hacia ella y dije, “ahora mi hermana, levántese y camine en el Nombre de Jesús.” Inmediatamente ella saltó del altar como si tuviera dieciséis años, y caminó, saltó, corrió y alabó a Dios.

Ves, tuvimos que ayudarla a ponerlo en el tiempo correcto – porque la fe es tiempo presente. Mientras estemos luchando para poder recibir, esperando ver la respuesta algún día, no resultará. Eso es solamente esperanza. La fe dice, “Es mío, lo tengo ahora.”

La esperanza, por supuesto, usada apropiadamente es muy bendecida y bella. Tenemos una esperanza bendita en el pronto regreso de nuestro Señor Jesucristo, la resurrección de los justos muertos, el rapto de los santos en vida, la esperanza del cielo, la esperanza de ver a nuestros amados y amigos. Damos gracias a Dios por esa esperanza. Pero esto es todo en tiempo futuro. Jesús viene, lo creamos o no. El viene porque la Palabra lo dice. La resurrección se llevará a cabo tengamos fe en ellos o no. Los muertos en Cristo se levantarán para unirse a El en aire, lo creamos o no. Nuestra fe, o falta de fe, no afectará estos acontecimientos. Jesús viene otra vez, porque la Palabra lo dice. Esta es la esperanza bendita por la que todos los cristianos esperamos.
Pero es la fe, no la esperanza, la que puede cambiar lo imposible a lo posible. Es la fe, no la esperanza, la que trae sanidad y victoria.

La esperanza es buena en esperar, pero pobre en recibir. Demasiadas veces he oído quienes han dicho, “estoy esperando y orando…” o “todo lo que podemos hacer es esperar y oro.” Si eso es todo lo que estás haciendo, estás derrotado. Se necesita una fe positiva – una fe de ahora – para obtener resultados positivos.

Texto Para Memorizar:
“Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor” (1 Corintios 13:13).

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Lección 2: ¿Qué Es La Fe?

Un versículo clave en el estudio de la fe lo encontramos en Hebreos 11:1, “La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” La traducción de Moffatt de este versículo dice, “Ahora, la fe significa que estamos seguros de lo que esperamos, convencidos de lo que no vemos.” Otra traducción dice, “La fe es dar substancia a las cosas que se esperan.” Todavía otra traducción dice, “La fe es el hecho de garantía de que las cosas que hemos esperado son finalmente nuestras.” Aquí Dios nos está diciendo lo que es la fe.

Hay muchas clases de fe. Toda persona, salva o no salva, tiene una fe humana natural. La escritura de arriba, sin embargo, está hablando de una fe sobrenatural – una fe que cree con el corazón en vez de creer lo que sus sentidos físicos le puedan decir. La fe, en otras palabras, es apoderarse de las irrealidades de la esperanza, y traerlas al reino de la realidad. Y la fe nace de la Palabra de Dios.

Nuestro texto describe la fe como “la evidencia de las cosas que no se ve.” Por ejemplo: Tú esperas tener el dinero para cumplir con las obligaciones que tienes. La fe te da la seguridad de que tendrás el dinero cuando lo necesites. Tú esperas tener la fortaleza física para hacer el trabajo que debes hacer. La fe dice, “El Señor es la fortaleza de mi vida; ¿de quién temeré?” (Salmos 27:1). La fe dirá de sí misma lo que la Palabra diga, porque la fe en Dios es simplemente fe en su Palabra.

Aprendí una importante lección de fe poco después de ser levantado del lecho de aflicción hace muchos años. Necesitada trabajo, y como esto sucedió durante la depresión, no era fácil encontrar trabajo. Pude conseguir uno en un vivero ayudando a extirpar árboles de melocotón. Con otro muchacho en el otro extremo del árbol, juntos arrancábamos esos árboles de dos años de edad para llenar encargos que llegaban. Este era un trabajo duro – especialmente ya que yo había esto dieciséis meses postrado en cama y en aquel tiempo apenas habían pasado unos pocos meses desde que me había levantado.

Cada día el número de trabajadores disminuía, y cada día alguien me decía, “Bueno, no pensaba que vendrías hoy. ¿Sabes? Dos o tres renunciaron ayer.”
“Si no fuera por el Señor yo no estaría aquí,” contestaba, “porque, Su fortaleza es mi fortaleza. La Biblia dice, El Señor es la fortaleza de mi vida…’ Mi vida consiste de lo físico así como también de lo espiritual, y el Señor es la fortaleza de mi vida.” Si me hubiera dejado llevar por mis sentimientos no habría salido de la cama. Actué en la Palabra porque sabía lo que era la fe. Nunca recibí ninguna fortaleza hasta que empecé a trabajar. Mucha gente quiere recibir y entonces creer que lo tiene. Así no funciona. Tienes que creer primero, y entonces recibirás. Así que me sacaba aí mismo de la cama todas las mañanas e iba a trabajar, ganando fortaleza mientras iba confiando en la Palabra de Dios. Aunque yo era el más débil y el más delgado entre ese grupo de hombres, fui el último que me quedé en el trabajo.

Podemos decir que sabemos que la Palabra de Dios es verdadera, pero no lo sabremos hasta que hayamos actuado en ella y hayamos cosechado sus resultados. La fe es darle substancia a las cosas que se esperan. Fui a trabajar y actué en la Palabra de Dios. Espere la fortaleza física para hacer el trabajo que sabía que tenía que hacer, y actuando en la Palabra de Dios mi fe le dio substancia a aquello por lo que yo esperaba. “Lo tendré alguna vez,” dice la esperanza. La fe dice, “Lo tengo ahora.”

La Fe de la Cabeza contra La Fe del Corazón

John Wesley dijo una vez que el diablo le ha dado a la iglesia un substituto para la fe, uno que se parece y suena mucho como la fe, tanto que algunas personas no pueden ver la diferencia. El le llamó a este substituto “asentimiento mental”. Mucha gente lee la Palabra de Dios y está de acuerdo en que es verdad, pero solamente están de acuerdo con sus mentes. Y eso no es lo que produce resultados. Es la fe del corazón la que recibe de Dios.

MARCOS 11:23,24

23 Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.

24 Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.


¿Cómo podemos decir si tenemos esta fe del corazón o si solamente estamos de acuerdo mentalmente? El asentimiento mental dice, “Yo sé que la Palabra de Dios es verdad. Yo sé que Dios ha prometido sanidad, pero por alguna razón yo no la puedo obtener; no lo entiendo.” Sin embargo, la fe verdadera en la Palabra de Dios dice, “Si la Palabra de Dios lo dice, entonces así es. Es mío. Lo tengo ahora.” La fe dice, “lo tengo aunque no lo pueda ver.”

He oído a algunas personas decir, “pero todavía no ha sucedido la cosa por la que he estado orando.” Si ya lo tuvieras, no tendrías que creerlo porque ya lo sabrías. Tienes que dar ese paso de creer para llegar al lugar de saber. Demasiadas personas quieren saberlo desde el punto de vista en el que ya ha sucedido, y entonces creerlo. Tenemos que creerlo porque la Palabra de Dios dice que es nuestro, entonces se materializa.

Nótese en el versículo citado anteriormente que el recibir viene después del cree. Todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis (al orar), y os vendrá.” Jesús estaba diciendo simplemente, “Tienes que creer que lo tienes antes de que lo puedas recibir.”

Yo nunca he podido recibir sanidad física para mí mismo sin creer primero que la tengo, mientras todos los síntomas en mi cuerpo están gritando, “No lo tienes.” Yo simplemente me mantengo firme en lo que la Palabra de Dios dice acerca de mi sanidad y continúo diciendo que estoy sano. Entonces más adelante vienen los resultados. Pero si yo me sentara quejándome y gimiendo, acongojado y lamentándome, esperando a que todos los síntomas se vayan y que mis sentidos correspondan con mi fe antes de creer, nunca llegaría muy lejos. Porque “la fe es… la evidencia de las cosas no vistas.”

La Fe De Abraham contra La Fe De Tomás

Demasiados cristianos tienen una “fe como la fe Tomás” cuando deberían tener “una fe como la de Abraham”. Tomás dijo, “Si no viere, no creeré,” mientras que Abraham “no titubeó ante la promesa de Dios… sino que se fortaleció en fe.”

JUAN 20:24-29

24 Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino.
25 Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.

26 Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros.

27 Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.

28 Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!
29 Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.

¿Por qué fue tan difícil para Tomás creer que Jesús estaba vivo? Tomás había visto los clavos traspasar las manos de Jesús y la lanza atravesar su costado. Sus sentidos físicos le decían que Jesús estaba muerto. Tomás estaba usando el conocimiento mental, en vez de la fe del corazón.
Compara ahora la fe de Abraham:

ROMANOS 4:17-21

17 (como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen.

18 El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia.

19 Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara.

20 Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios,

21 plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido
.

Nótese la diferencia entre la fe de Tomás y la fe de Abraham. Tomás solamente tenía una fe humana natural, la cual decía, “no creeré a menos que sienta y vea,” Abraham, sin embargo, creyó la Palabra de Dios, no considerando su propio cuerpo – sus propios sentidos naturales. Si Abraham no consideró su conocimiento físico o sus sentimientos, ¿entonces qué consideró? (La Palabra de Dios).

Hace varios años cuando fui sanado de un problema en el corazón, estaba luchando con algunas de esas enseñanzas de fe como mucha gente hace. Los alarmantes síntomas del corazón regresaban. Mientras oraba y me mantenía en las promesas de Dios, aun mientras padecía un severo dolor, el Señor me recordaba a Abraham quien “no consideró su propio cuerpo.” El me mostró que no debía considerar mi propio cuerpo, sino que en vez de eso debía considerar Su Palabra. A medida que hice eso, repitiendo para mí mismo alguna de las promesas de Dios en las escrituras concernientes a la sanidad, como por ejemplo, “Ciertamente llevó El nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores,” todos los síntomas se iban. Demasiadas veces enfocamos nuestra atención en lo incorrecto. Consideramos nuestro cuerpo físico y los síntomas en vez de mirar a la Palabra de Dios.

“Bueno, Dios no ha oído mi oración todavía. Me estoy poniendo peor, y creo que terminaré siendo operado,” gemía un hermano querido. Y lo será, mientras él viaje en esa carretera de incredulidad. En una iglesia que visité, cierta mujer terminaba su testimonio regularmente con, “Oren por mí, creo que tengo cáncer.” Sin dudad si sigue creyéndolo, lo tendrá. Jesús dijo, “Conforme a tu fe te sea hecho.” Otra persona solicitó oración diciendo, “Por favor, oren por mí. Creo que me estoy resfriando.” Si eso es lo que crees, mi oración no hará ningún bien, porque “conforme a tu fe te sea hecho”. (Mateo 9:29). Necesitamos andar por la fe, y no por la vista.
Algunos han malentendido este tipo de enseñanza, pensando que les digo a las personas que nieguen todo síntoma y que sigan como si ni estuvieran ahí. Piensan que estoy enseñando Ciencia cristiana. Sin embargo, esto no es Ciencia cristiana, esto es sentido cristiano. No negamos dolores y otros síntomas, porque ellos son muy reales. EN vez de eso, miramos más allá de ellos a las promesas de Dios.

La fe real en la Palabra dice, “Si Dios dice que es así, entonces es así. Si El dice Por sus llagas fuisteis curados,’ entonces yo estoy sano. Si El dice, ‘Dios suplirá todo lo que os falta, entonces El lo hace. Si el dice, ‘El Señor es la fortaleza de mi vida,’ entonces El lo es.” En otras palabras, la fe verdadera simplemente dice acerca de uno lo que la Palabra dice.

La fe verdadera es edificada en la Palabra. Debemos meditar en la Palabra; escudriñarla profundamente y alimentarnos de ella. Entonces la Palabra se vuelve una parte de nosotros como cualquier comida natural se vuelve una parte de nuestro cuerpo físico cuando comemos. Lo que la comida natural es a nuestro hombre físico, la Palabra de Dios es a nuestro hombre espiritual. La Palabra edifica en nosotros confianza y seguridad.

Texto Para Memorizar:

“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1)

martes, 15 de diciembre de 2009

Lección 1: ¿Cómo Obtenemos Fe?

Leemos en Hebreos 11:6, “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.”

Si Dios demanda que tengamos fe cuando es imposible que la tengamos, entonces tenemos derecho a desafiar Su justicia. Pero si El pone en nuestras manos los medios por los cuales la fe puede ser producida, entonces es nuestra responsabilidad el tener o no tener fe. Dos nos ha dicho que sin fe es imposible agradarle. Pero también nos ha dicho cómo obtener fe. Si no tenemos fe, no es culpa de Dios. El culpar a Dios por nuestra falta de fe, no es más que ignorancia. Dios ha provisto la manera por la cual todos podemos obtener fe.

Fe Para Salvación


El apóstol Pablo dijo que somos salvos por la fe. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe, y esto no de vosotros, pues es don de Dios” (Efesios 2:8). Pero, ¿cómo obtienes la fe para ser salvo?

ROMANOS 10:8-10,13,14,17

8 Más ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos:
9 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.
13 porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
14 ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?
17 Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.
Después de haber estudiado el pasaje de escritura recién citado, ¿cuáles son los tres pasos que el hombre debe dar para recibir la salvación? (1. Confesar 2. Creer 3. Aceptar.) ¿Para quién está disponible esta salvación, de acuerdo con el versículo 13? (Para cualquiera.) ¿Según el versículo 17, de dónde proviene la fe? (Por el oír de la Palabra de Dios.)


HECHOS 11:13,14


13 quien nos contó cómo había visto en su casa un ángel, que se puso en pie y le dijo: Envía hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro;
14 él te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa.


Dios le dijo a Cornelio que enviara a buscar a Pedro para conocer el plan de la salvación. En la Gran Comisión, registrada en Marcos 16:15-18, Jesús les dijo a Sus discípulos, “Id por todo el mundo, y predicad el evangelio a toda criatura…” Como Cornelio no había oído todavía este evangelio glorioso, no era salvo. Dios le dijo a Cornelio que enviara a buscar a Pedro para que conociera el plan de la salvación. ¿Por qué tenía Cornelio que enviar a buscar a Pedro? ¿Por qué no pudo el ángel explicarle a Cornelio el plan de la salvación? (Los ángeles no pueden predicar el evangelio. Dios le ha dado esa tarea al hombre.)
El versículo, “El te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa,” nos muestra que los hombres son salvos por el oír palabras. La razón es que “la fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios” (Romanos 10:17).

Fe Para Sanidad

HECHOS 14:7-10
7 y allí predicaban el evangelio.
8 Y cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo de nacimiento, que jamás había andado.
9 Este oyó hablar a Pablo, el cual, fijando en él sus ojos, y viendo que tenía fe para ser sanado,
10 dijo a gran voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y él saltó, y anduvo.


Un lector casual de la Palabra dijo una vez con respecto a este pasaje de escritura, “¿No es maravillosos como Pablo sanó a ese hombre?” Sin embargo, Pablo no sanó a aquel hombre. Aquel hombre no fue sanado porque Pablo era un apóstol. El no fue sanado por la fe de Pablo. El hombre mismo tuvo fe.

Pablo hizo tres cosas:
1. El predicó el evangelio (Versículo 7).
2. El percibió que el hombre tenía fe para ser sanado (Versículo 9).
3. El le dijo al hombre que se pusiera en pie y caminara (Versículo 10).

El hombre hizo tres cosas:
1. El oyó predicar a Pablo (Versículo 9).
2. El tuvo fe para ser sanado (Versículo 9).
3. El saltó y anduvo (Versículo 10).

El hombre no fue sanado por algún poder que Pablo tenía. El mismo hombre tuvo fe para ser sanado.
¿De dónde obtuvo el hombre la fe para ser sanado? (Por el oír a Pablo hablar). ¿Qué fue lo que Pablo habló? (El predicó el evangelio). Pablo predicó un evangelio de salvación y un evangelio de sanidad: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego” (Romanos 1:16). Una nota en la Biblia de Scofield refiriéndose a este versículo dice, “La palabra griega y la palabra hebrea para ‘salvación’ implica las ideas de liberación, seguridad, sanidad y justicia.” Por lo tanto, Pablo estaba diciendo, “No me avergüenzo del evangelio de Cristo. Es el poder de Dios para liberación, seguridad, sanidad y justicia.” Pablo predicaba el evangelio completo, no solamente una parte de él.

HECHOS 8:5-8


5 Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo.
6 Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía.
7 Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados;
8 así que había gran gozo en aquella ciudad.


Los grandes milagros que encontramos en los versículos recién mencionados sucedieron como resultado de que Felipe predicara a Cristo. El Nuevo Testamento no conoce a un Cristo que no sea el Sanador. La sanidad física es parte del evangelio. Si no hay evangelio de sanidad hoy en día, entonces tampoco hay un evangelio de salvación.

La Fe en Acción

P. C. Nelson, quien fue por muchos años un ministro bautista notable, dijo, “la sanidad es parte del paquete del evangelio.” Mientras pastoreaba una iglesia en Detroit, Michigan en 1921, fue atropellado por un automóvil. Los doctores dijeron que su pierna derecha probablemente tendría que ser amputada a la altura de la rodilla. Aunque no tuvieran que amputarla, la iba a quedar tiesa. Minetras estaba en su cama del hospital, recordó los versículos de escritura en Santiago 5:14-15, “¿Hay algún enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor: Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.” El trató de excusarse con el Señor diciendo que ellos no practicaban esto en su iglesia. EL Señor le recordó de cierto hombre y su esposa que creían en El, y le dijo que los llamara para que viniera a orar por él. El l hizo y ellos vinieron, lo ungieron con aceite y oraron la oración de fe. El fue sanado y su pierna no tuvo que ser amputada, ni tampoco le quedó tiesa la rodilla. “La fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios.”
Hace muchos años, siendo un joven bautista, estaba yo acostado en el lecho de aflicción. Estando acostado leyendo la Biblia de mi abuela, mientras más leía, más aprendía. Pronto me di cuenta de que nunca había oído el evangelio completo, sino solamente parte de él. Mientras más estudiaba la Palabra, más me daba cuenta que podía ser sanado.

El diablo no se alejaba, por supuesto, trayendo a mi memoria toda la duda e incredulidad que yo había escuchado durante toda mi vida. El me dijo que la sanidad ya no se practicaba. (Afortunadamente, no podía recordar haber escuchado alguna vez que la fe ya no se practicaba.) También se me había enseñado que Dios lo sanaría a uno si El quería hacerlo. (Esto, sin embargo, era un insulto aun más grande que el decir que El no podía hacerlo.)

Leí en Marcos 5:34 donde Jesús le habló a la mujer con el flujo de sangre, diciendo, “Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote.” Jesús no dijo que Su poder la había hecho salva. El dijo, “Hija, TU FE te ha hecho salva…” Cuando me di cuenta de esto, entonces supe que si la fe de ella la había hecho salva, mi fe podía hacerme salvo. Y gracias a Dios, así sucedió. Mi parálisis desapareció, la condición de mi corazón se normalizó, y he estado yendo de salto en brinco desde entonces, predicando el evangelio completo por más de 50 años.

Texto Para Memorizar:
“Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios” (Rom. 10:17).

Kenneth E. Hagin
"Nuevos Umbrales de Fe"

viernes, 20 de noviembre de 2009

El Evangelio es el PODER de Dios

“A la verdad, no me avergüenzo del evangelio, pues es poder de Dios para la salvación de todos los que creen: a los judíos primeramente, pero también de los gentiles” Romanos 11:16

“Porque nunca me avergüenzo de las Buenas Noticias de Cristo. Ellas constituyen el poderoso método de Dios para llevar al cielo a los que cree. Los judíos fueron los primeros en escuchar la predicación de este mensaje, pero ya el mundo entero está invitado a acercarse a Dios de la misma forma.” Romanos 11:16 Biblia al Día.

La palabra EUAGELIO es traducida EVANGELIO que quiere decir: BUENAS NOTICIAS.
Pablo dijo: “No me avergüenzo…”
Hay personas que se avergüenzan del mensaje por lo que puedan decir los demás, o se han visto decepcionados por la forma en que el mensaje es presentado. No quieren oír el mensaje de fe.

Pero: SI ENSEÑA LA PALABRA DE DIOS ESTARÁ ENSEÑANDO FE.

“La dulzura de labios aumenta el saber” Proverbios 16:21 RV60

“La predicación agradable aumenta el aprendizaje (del que habla y del que escucha)” Biblia Amplificada.

“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” Hechos 11:1


“¿Qué es la fe? Fe es la plena certeza de aquello que esperamos ha de llegar. Es el convencimiento absoluto de que hemos de alcanzar lo que ni siquiera vislumbramos” Hebreos 11:1 Bb al Día.

“Tener fe es tener la plena seguridad de recibir lo que se espera, es estar convencidos de la realidad de cosas que no vemos.” Hebreos 11:1 DHH

“Ahora, la fe es la seguridad (la confirmación, el título de propiedad) de las cosas que esperamos, siendo la prueba de las cosas que no vemos y la convicción de su realidad. La fe percibe como un hecho real lo que no es revelado a los sentidos” Bb Amplificada.

La fe es ahora, el presente. Sí no es ahora (hoy) no es fe. La esperanza es lo que siempre está en futuro. La gente confunde la esperanza y la fe y dicen, “Dios lo hará en algún momento”.
Dios ya ha hecho todo lo necesario para suplir todas las áreas de nuestras vidas. (1 Pedro 1:3).
Las promesas ya han sido habladas, estás muestran su voluntad, no se trata de lo que él hará alguna vez. Se trata de que nosotros recibamos lo que Él ya ha hecho.

A. LA LEY DE LA FE

“¿Dónde pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe.” Romanos 3:27 RV60

Pablo se refería a Jesús por la fe y entrar en las provisiones de Dios por fe.
El Antiguo Testamento era la ley de las obras.

“Porque de la justicia que es por la ley Moisés escribe así: El hombre que haga estás cosas vivirá por ellas” Romanos 10:5 (Levítico 18:5) RV60

“Como dijo Moisés: Si una persona llega a ser enteramente buena, y se guarda para siempre de la tentación y nunca peca. Dios la podrá perdonar y salvar.” Bb Día.

Ahora, en el Nuevo Pacto, la salvación es por la ley de la fe. En el Nuevo Pacto la justicia no es por las obras, sino por la fe.


“Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios, porque no se sujetan a la ley de Dios (del Espíritu), ni tampoco pueden.” Romanos 8:6,7 RV60


La mente carnal no puede obrar en la ley de Dios, que es la ley del Espíritu de Vida, está ley funciona todo el tiempo. El problema es que algunas personas no operan en ella.
Le ley de gravedad, opera siempre, la entiendas o no, la conozcas o no. Es de cumplimiento obligatorio. La ley de la fe es opcional. Dios nos dice cómo operarla.
Obrará cada vez que es aplicada apropiadamente.


“Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios (del Espíritu), ni tampoco pueden.” Romanos 8:7 RV60


La mente carnal no puede actuar en la ley de Dios. La fe obra en el corazón. La fe es una fuerza espiritual. No opera en la cabeza, eso sería asentimiento mental. Este asentimiento mental puede decir lo que la Biblia dice pero no lo cree realmente.
Al nacer de nuevo, usted recibió la fe de Dios dentro de usted. Esta fe producirá la realidad de lo que cree. Esta fe es la fe del corazón, en su espíritu.

Algunas personas tratan de operar la fe desde su mente y dicen: “Marcos 11:23 dice que yo puedo tener lo que diga, he repetido que tengo un carro nuevo 300 veces y nada ha pasado” Lo único que tienen es una formula. De esta manera no funcionará. Simplemente porque usted sepa una promesa que está en la Biblia, no va a ser verdadera e su vida. Debe desarrollarse en fe con respecto a esta promesa. Simplemente encontrar algo en la Biblia no significa que tiene la fe para creer en ella.

“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera” Hebreos 11:1 RV60